15 de abril de 2010

¡NECESITAMOS JUSTICIA, NO COMERCIO COMO SIEMPRE!

Declaración de Social Watch sobre la
Cumbre de la ONU de 2010 

El próximo mes de septiembre los presidentes y primeros ministros del mundo se reunirán en Nueva York para evaluar los esfuerzos realizados para combatir la pobreza durante la década pasada y para analizar la forma de seguir adelante en momentos de una conjunción sin precedentes de crisis mundiales climáticas, alimentarias, energéticas, financieras y económicas.

La Organización de las Naciones Unidas se creó hace más de seis decenios en torno a la convicción de que debía existir un mundo “libre de miedo y miseria” y con “dignidad para todos” dentro del marco de una “paz justa y duradera”. En 1995, luego de finalizada la Guerra Fría, este sueño se convirtió en el compromiso solemne de todos los jefes de Estado y de gobierno de eliminar la pobreza del mundo y alcanzar la equidad de género. En 2000, la Declaración del Milenio fijó el año 2015 para el logro de los objetivos de desarrollo social acordados internacionalmente más urgentes, que se conocen como los “Objetivos de Desarrollo del Milenio” u ODM. 

Más de cien presidentes, monarcas y primeros ministros firmaron el siguiente compromiso: “No escatimaremos esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños, de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema, a la que en la actualidad están sometidos más de mil millones de seres humanos.” El Objetivo número uno promete reducir la cantidad de personas viviendo en situación de pobreza a la mitad para 2015.

En septiembre de 2008 ministros de todo el mundo declararon que “sin embargo, existen 1.400 millones de personas – mujeres y niñas en su mayoría – que aún viven en la pobreza extrema…” y en enero de 2010 el Banco Mundial anunció que “se estima que, debido a la crisis, 64 millones más de personas puedan estar viviendo en la pobreza extrema para fines de 2010”. 

En vistas de que en 2010 había unas 1.500 millones de personas que vivían en la pobreza extrema (las 1.400 de 2008, más 64 millones que se agregaron debido a la crisis de 2009), ¡la promesa de reducir la pobreza parece casi imposible de cumplir! 

De hecho, según el informe del Secretario General de las Naciones Unidas, la cantidad de personas por debajo de la línea de pobreza de USD 1 al día “aumentó en 92 millones en África subsahariana y en 8 millones en Asia Occidental durante el período 1990 a 2005”. Más aún, “la situación de la pobreza se torna más seria cuando se toman en cuenta también las otras dimensiones de la pobreza, tales como la privación, la exclusión social y la falta de participación, reconocidas en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de 1995”.

El objetivo 8 llamaba a establecer “alianzas mundiales” en torno al comercio, la asistencia, la cancelación de la deuda y la transferencia de tecnología.

Se han logrado algunos avances en la cancelación de la deuda externa bilateral y multilateral de algunos de los países más pobres, pero aún queda mucho por hacer. En el área del comercio no se han dado pasos positivos. En septiembre de 2001 se comenzó una “ronda sobre desarrollo” de negociaciones comerciales en Doha. Su componente relativo al desarrollo es insignificante e, incluso más, está todavía lejos de ser concluida. La transferencia de tecnología se ha vuelto aún más costosa debido a la aplicación estricta de las normas de propiedad intelectual. La asistencia extranjera no ha aumentado en absoluto. En 1992 ascendía a 0,44 por ciento de los ingresos de los países donantes y en 2008, al 0,43 por ciento. La cuarta parte del total de la asistencia se envía a solo seis países: Afganistán, Irak, China, India, Indonesia y Vietnam.

La falta de cumplimiento por parte de los países desarrollados de los compromisos asumidos en el Objetivo 8 se vincula por cierto con los avances insuficientes con respecto a los demás Objetivos. La distribución despareja de recursos internos es otra razón de peso para esto. Durante los primeros años del siglo XXI, muchos países en desarrollo experimentaron niveles elevados de crecimiento económico, pero la reducción de la pobreza y la creación de empleo no estuvieron a la par de este crecimiento. El hecho de que “no se haya hecho todo lo necesario en materia de financiación, servicios, apoyo técnico y alianzas ” se vio “agravado por la crisis alimentaria y la crisis económica mundiales y por el fracaso de diversas políticas y programas de desarrollo”. Es así que “la mejora de las condiciones de vida de los pobres ha sido inaceptablemente lenta y, además, se están erosionando algunos beneficios que costó mucho obtener”. 

El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, reconoce estos fracasos abiertamente y afirma en forma explícita que los ODM son “una expresión de los derechos humanos fundamentales: los derechos de todos a gozar de buena salud, educación y amparo”.

El enfoque de que los ODM son derechos humanos fundamentales implica vincular la eliminación de la pobreza con el fortalecimiento de la equidad y la integración social. Según el informe reciente acerca de la situación social en el mundo de 2010, “un enfoque integral con respecto a políticas económicas y sociales que beneficien a todos los ciudadanos (…)  exige un nivel de activismo y universalismo (en contraposición a la selectividad) estatales más progresista y más orientado hacia el desarrollo en el enfoque de las políticas sociales”. 

En situaciones de emergencia siempre existe la necesidad de implementar políticas sociales focalizadas, pero las observaciones de nuestros miembros durante el último decenio demuestran que tales políticas no lograr sustituir la prestación universal de servicios sociales así como los enfoques basados en derechos.

El informe 2009 de Social Watch encontró además muchas indicaciones que demuestran que invertir en los pobres a través de servicios sociales o incluso por medio de transferencias monetarias directas constituye un paquete de estímulos mejor para las economías en general que subsidiar a quienes ya son ricos. La causa de la correspondencia entre los imperativos éticos y la sensatez económica es sencilla; en épocas de crisis las personas acomodadas ahorran cuanto pueden y la aversión al riesgo desalienta a los inversores, mientras que lo único que pueden hacer quienes viven en la pobreza es gastar el apoyo que reciben.

La red Social Watch, con miembros en más de 70 países, participará en forma activa en el proceso que precederá a la próxima Cumbre de septiembre y aportará a él las conclusiones y los análisis de organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo.

“Si los pobres fueran un banco, ya se les habría rescatado”, comentan muchos con ironía cuando se compara la suma de dinero adicional que se requiere para cumplir con los ODM (unos USD100 mil millones al año) con los billones de dólares que se han desembolsado en los últimos dos años en los países más ricos para rescatar a los bancos en quiebra e intentar revertir los efectos de la crisis financiera.

No obstante, en la práctica, los menos privilegiados tanto en países ricos como pobres sufren las consecuencias directas de la crisis en la pérdida de empleos, ahorros e incluso viviendas, y también se les exige que paguen los rescates y los paquetes estímulo por medio de impuestos más elevados y la reducción de salarios y beneficios sociales. 

En tal contexto, hacer un llamado para implementar “más de lo mismo” no es la solución. Mayor asistencia monetaria y mejores condiciones comerciales para los países en desarrollo constituyen un imperativo ético, ahora más que nunca. Pero, para confrontar los drásticos impactos sociales y ambientales de las múltiples crisis, es necesario moverse más allá del enfoque de “los mismos negocios de siempre”, y comenzar a trabajar en pos de un programa integral de justicia. 

•    Justicia climática (reconocer la “deuda climática”, invertir en tecnologías limpias y en la promoción de economías verdes que generen empleos decentes)
•    Justicia financiera y fiscal (el sector financiero debe pagar la crisis que generó por medio de un impuesto a las transacciones financieras [FTT, en inglés] o algún mecanismo similar, se debe reglamentar la especulación y los paraísos fiscales y finalizar o revertir la ‘carrera hacia abajo’ de las políticas impositivas, se debe permitir que los países en desarrollo impongan controles defensivos de flujos de capital y espacios políticos)
•    Justicia social y de género (cumplir con los ODM, promover la igualdad de género, los servicios sociales básicos universales y “dignidad para todos”) y…
•    Justicia lisa y llana (jueces y tribunales) para exigir el cumplimiento de los derechos sociales fundamentales.

En épocas de crisis sin precedentes, es necesario que los líderes tengan el coraje de ser audaces e innovadores. Hace diez años la Declaración del Milenio prometía “un mundo más pacífico, más próspero y más justo”. Social Watch ha asumido el compromiso de ayudar a los ciudadanos de todo el mundo a exigir que sus gobiernos cumplan esta promesa. 

Dar-es-Salam, abril de 2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

La semana pasada el Gobiernos anunciaba un recorte de la Ayuda Oficial al Desarrollo de 600 millones de euros entre 2010 y 2011; y se alejaba así de su objetivo alcanzar el 0,7 para 2012. Reducir la ayuda en tiempos de crisis es un problema grave para los millones de personas que la reciben. Este ajuste, obliga al Gobierno a hacer con urgencia una profunda reforma en la gestión de la ayuda para ganar en calidad, eficacia e impacto.

2010 es un año clave para el avance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), a cinco años de la fecha límite para su consecución, los países pobres deben, ahora más que nunca, concentrar sus esfuerzos en conseguir alcanzar los siete primeros ODM mediante la gestión transparente y eficaz de los propios recursos y de la ayuda que les llega de los países ricos. A su vez, los países ricos, deben cumplir con los compromisos adquiridos en el ODM 8.

Sin embargo, la actual crisis económica amenaza con frenar o incluso revertir los avances conseguidos hasta la fecha. Se estima que 2.000 millones de personas viven con menos de 2 dólares (aproximadamente 1,35 €) al día. Esta situación es, a día de hoy, simplemente inaceptable, ya que existen los recursos necesarios para poner fin a la pobreza extrema en el mundo. Lo que falta es voluntad política.
¡Es el momento de cumplir con lo acordado! El 18 de junio, el Consejo de la Unión Europea, presidido por España, reunirá a los líderes europeos para acordar una posición común sobre los ODM que se presentará formalmente ante la Cumbre de las Naciones Unidas en Nueva York, del 20 al 22 de septiembre.
¡Exige que cumplan con sus compromisos! ¡Pasa a la acción!
Escribe al Presidente del Gobierno y actual Presidente del Consejo de la Unión Europea, José Luís Rodríguez Zapatero, y reclama que establezca un calendario con plazos vinculantes para aumentar la ayuda al desarrollo y mejorar su eficacia.
http://www.sinexcusas2015.org/envia-una-e-peticion-zapatero